Machu Picchu

A Machu Picchu se llega por tren, no hay forma de llegar en auto ni en bus. Pero el tren salía USD 120 aultos y USD 60 niños, y eso era mucho para nuestro presupuesto. La opción más económica era ir con Panchita hasta Ollantaytambo (77km), ahí tomar un bus hasta Hidroeléctrica (30S c/u). Ese tramo lo podíamos hacer con Panchita, pero no quisimos tomar ese riesgo. Los primeros 120 km son asfaltados pero muy sinuosos alcanzando una altura de 4400 msnm para luego bajar a 1400 msnm. Los últimos 30 km son de ripio, angostos y con precipicio a los costados, era mucho stress para todos y demoraríamos todo el día en llegar. Dejamos a Panchita en un garaje (20 S x día) y tomamos el bus que tardaba sólo 4 horas. Luego nos dimos cuenta que lo más conveniente hubiera sido tomar el bus desde Cuzco a Hidroeléctrica y dejar a Panchita en Quinta Lala.

El viaje fue movidito, el chofer iba muy rápido en las curvas y nosotros no estamos acostumbrados a esa velocidad en la montaña. A los pocos minutos Emma comenzó a sentirse mal, luego yo y al final hasta Lucas, quien estuvo jugando con su teléfono todo el viaje, terminó con ganas de vomitar.

Llegamos a Hidroeléctrica a las 14:45 y nos enteramos que había un tren que por USD 29 c/u nos llevaba hasta Machu Picchu Pueblo (o Aguas Calientes, es la misma ciudad). El día estaba lindo y decidimos ir caminando por 0 USD. Fue muy divertido, el paisaje muy lindo, una selva con cascadas, imponentes paredes de piedra con helechos colgando de ellas y el rio Urubamba siempre sonando a nuestro lado. No éramos los únicos, había muchos jóvenes haciendo lo mismo. Ninguna familia.

Finalmente llegamos al hotel (Ferre Machu Picchu USD 105 cuádruple) a las 17:15, cansados pero contentos de haberlo logrado. Nos bañamos y nos quedamos viendo un poco de tele. Hacía tanto que no hacíamos zapping! Después nos fuimos a cenar al restaurant que nos recomendaron nuestros amigos Pau y Fefe, El Indio Feliz (S69 menu), que es bastante concurrido. Por suerte encontramos lugar y comimos exquisitos platos fusión Peruana-Francesa.

Era miércoles y había llegado el gran día! Subiríamos a Machu Picchu, algo tan esperado, especialmente por mí, desde el inicio del viaje. Ver ese paisaje imponente y mágico, imaginar el pueblo que lo habitó, conocer sus edificios y funciones. Pero el día amaneció nublado y era poco lo que se podía ver. Las entradas al santuario (así llaman a las ruinas) ya las teníamos para ese día (S124 adultos y S65 niños) y no se podían cambiar. Sacamos los tickets del bus sólo de ida (USD 12 adultos, 6 niños) y subimos a eso de las 8. La vuelta la pensábamos hacer caminando luego de disfrutar de un rico pic nic en el lugar. Ese era el plan, pero como dice Tusan, puede fallar y … falló.

Llegamos a Machu Picchu a las 9, buscamos un guía, o mejor dicho la guía nos buscó a nosotros y comenzó la visita. Luego de una hora empezó a llover. No estábamos preparados para eso. Nos prestaron dos ponchos que usábamos por turnos, pero a la hora ya estábamos todos mojados, buscando algún techo, algún marco de puerta para refugiarnos de la lluvia y esperando que la guía terminara de hablar pronto. Tampoco pudimos buscar unos anillos que mi hermano Juan y su mujer Laura dejaron entre las piedras un par de años atrás y ahora querían recuperar. A las 12, luego de esperar una hora para ver si paraba de llover, con frío y miedo de caer enfermos compramos tickets de regreso en bus. Nada de caminar bajo la lluvia sobre escalones resbaladizos. Regresamos al confort del hotel, a ver tele toda la tarde, y a secar con el secador de pelo las zapatillas, que era el único calzado que teníamos y necesitábamos secos para la caminata de vuelta del día siguiente.

El día siguiente amaneció lloviendo, nooooo, tendríamos que caminar 2 ½ hs bajo la lluvia!!! Por suerte a eso de las 10 de la mañana paró de llover y salimos rapidito. Esta vez teníamos 4 ponchos, estábamos mejor preparados para la lluvia. Nos pasamos todo el camino jugando al tuti fruti y la caminata se pasó volando. Llegamos a Hidroeléctrica a la 12:30 y nos sentamos en un bar a comer algo mientras esperábamos que se hicieran las 14 hs. y poder subir al bus de regreso a Ollantaytambo. A los 30 minutos se largó un chaparrón muy fuerte. De la que nos salvamos!