En Guatemala las rutas son bien malas, tienen muchos baches, conviene ir de día y despacio. A nosotros nos agarró la noche y algunos pozos nos tragamos. No sé si algo habrá tenido que ver esto, pero cuando llegamos a Río Dulce, al apretar el embrague se escuchaba un ruido muy feo. Lo veríamos por la mañana, nada que hacer a las 9 de la noche.
Dormimos Mar Marine (13 usd por noche, wifi, baños, duchas, mesa y parrilla, lavadero), principalmente porque había un mecánico que arreglaba motores náuticos y podría darnos una mano. El lugar resultó perfecto. El mecánico y Pato pudieron trabajar ahí, mientras nosotros nos quedábamos en Panchita sin problemas, conectados a la electricidad y con aire acondicionado, a orillas de la laguna mirando los barcos amarrados.
Este puerto es bastante concurrido. Hay barcos de todas partes del mundo. Algunos andan como nosotros, perdidos a propósito, y otros lo usan de puerto para hacer un alto en sus viajes, volver a sus países para luego retornar a los 3 meses.
En Río Dulce es muy fácil moverse. Hay combis que van a todas partes y por 1 dólar o menos te llevan a todos los atractivos que hay por la zona. La ciudad en sí no es bonita. Es una gran feria al costado de la ruta, pero tiene lindos atractivos a los alrededores.
Mientras Pato se fue a Guatemala capital a conseguir el repuesto, nosotros nos hicimos una escapada a la Finca Paraíso (1,5 usd c/u), allí hay una casada de agua caliente muy bonita. La vertiente se encuentra más arriba. Con el guía del lugar se puede llegar caminando y frotarse el cuerpo con el azufre del lugar.
Ya con Pato de vuelta, fuimos los cuatro al Castillo San Felipe (7 usd c/u). Una construcción bien conservada que cuenta con una linda playita para pasar el día refrescándose.
Hay muchos restaurantes que están a la orilla del lago y a los cuales se puede llegar únicamente con bote. Una tarde fuimos a Tortugal, comimos una rica pizza mientras jugamos a la generala.
Un paseo muy lindo que no tuvimos tiempo de hacer fue el trayecto de Río Dulce a Livingston. Es un trayecto de 42 km por el río del mismo nombre que desemboca en el mar Caribe. Se atraviesan cañadones, islas de pájaros, cascadas y con mucha suerte tal vez se pueda ver un manatí. El paseo idea y vuelta cuesta 25 usd por persona y dura todo el día.
El miércoles, finalmente, luego de 5 días en Río Dulce, Pato terminó de arreglar a Panchita.
El festejo fue un pollo y unos vegetales a la parrilla.
Y así nos despedimos de Río Dulce, un lugar que si no hubiera sido por la reparación no hubiésemos parado. Estuvo bueno conocerlo, Panchita sabía mejor! Algún día volveremos pero por agua, no por ruta. Ya se está gestando nuestro próximo sueño… jajaja
ViaJones 