A unos 450 km de Las Vegas se encuentra el famoso cañón del río Colorado. Fuimos con bajas expectativas. Pensábamos encontrar una linda vista, estar un rato y seguir camino a Telluride. Pero cuando llegamos el lugar nos enamoró y terminamos quedándonos 5 días. Las vistas eran majestuosas en todas las direcciones.
Las dos primeras noches nos quedamos en un camping dentro del parque, Trailer Village (45 usd por noche, luz, agua, electricidad, baños calefaccionados pero sin duchas). Las últimas dos noches dormimos en un camping agreste fuera del parque que era gratis. No valía la pena pagar tanto y ni siquiera tener duchas.
El parque está muy bien organizado. No dejan circular vehículos cerca del cañón. Unos micros pasan cada 15 minutos dejando y recogiendo pasajeros en los distintos puntos de vistas panorámicas. Son gratis y se pueden llevar bicicletas también.
Allí pasamos un lindo día de la madre. Por la mañana salimos a andar en bici por sendas que bordean el cañón. Era difícil mantener la vista al frente teniendo tanta belleza a los costados.
Por la tarde los chicos cocinaron una rica torta mientras veían a los renos pasar al costado de Panchita.
Emma se acercó a 3 metros de uno para darle unos tomatitos cherry. Luego nos enteramos que en esta época los renos son agresivos y conviene estar a 20 metros como mínimo.
Y para finalizar un gran día, Pato hizo unas deliciosas chuletas bajo un frío invernal.
Otro día hicimos la primera parte, unos 1000 mts, del Bright Angel Trail. Es un camino que va hasta el río Colorado. Para hacer la totalidad del camino es necesario un día entero, se pasa la noche en un refugio y al día siguiente se vuelve a subir.
Luego de la caminata nos tomamos un micro hasta Hermit Rest, la parte occidental del rim (camino que bordea el cañón).
El tercer día los chicos anduvieron en bici nuevamente y yo me dí una panzada de vistas mientras corría unos 15 km bordeando el cañón.