Con Luquis ya chequeado, seguros de que no tenía nada grave, salimos rumbo a Yosemite, unos 250 km al sur.
Hacía un par de días Pato había ingresando a https://www.nps.gov/index.htm y descubrió que por una nevada grande el paso de Tioga estaba cerrado y había que ingresar al parque por su entrada oeste, haciendo un trayecto el doble de largo (470 km, pasando por las ciudades de Sacramento, Stockton y Manteca).
En el parque nos encontraríamos con Majo, Nachi y sus dos hijitos, Delfi y Fermin (Familia Rodante). Los conocimos en Cartagena, nos volvimos a encontrar en Majahual y ahora íbamos a hacer California juntos. Siempre es lindo compartir la ruta con amigos, hay alguien nuevo con quien charlar, los chicos juegan con otros chicos, que aunque no tienen la misma edad comparten muchas cosas. Todos estamos más contentos.
Cuando llegamos a Yosemite, después de estar todo el día viajando, en la entrada nos dijeron que el Tioga pass ya estaba abierto, nos queríamos matar! Y para hacer las cosas más difíciles aún, era fin de semana largo y no había ningún lugar disponible en los campings. Allí no se puede pernoctar en la calle, ni en los estacionamientos, así que tuvimos que salir del parque, hacer unos 25 km y dormir en un estacionamiento frente al hotel Yosemite View Lodge. Por la mañana nuestros amigos nos avisaron que en el camping Wawona (USD 18, con posibilidad de estacionar hasta dos vehículos), donde ellos estaban, todavía quedaba lugar. Así que partimos rápidamente.
Para los amantes del otoño, este lugar es una maravilla. Arboles con sus hojas amarillentas y rojizas se lucían por todas partes. Durante el día la temperatura era agradable, pero en cuanto el sol se escondía era necesario abrigarse, sacar el mate y prender el fuego. Pasamos en ese parque cuatro hermosos días, cocinamos alguna carne a la parrilla todas las noches y luego salía fogón y larga charla.
Estábamos cerca de un arroyo y Luquis aprovechó para armar la caña, pero lo único que consiguió fue caerse en las aguas heladas tratando de agarrar el ril que había salido volando en uno de sus intentos. Con Emma caminamos sobre las rocas y nos sentamos a mojarnos los pies hasta casi no sentirlos. Un par de mañanas salimos con Nachi a trotar un rato. Con este bello paisaje y la compañía los kilómetros pasaban rápido.
Yosemite es la meca de los alpinistas. Algunos vecinos del camping se iban temprano a la mañana y volvían bien entrada la noche. Un día lo dedicamos a visitar Glacier Point. Desde este punto se pueden observar el Half Dome y otras formaciones rocosas moldeadas por un glaciar que había aquí hace millones de años. Cuando llegamos vimos que había un montón de fotógrafos esperando a que saliera la luna. Por lo visto iba a ser una luna gigantesca, y así lo fue, no nos decepcionó, parecía un sol.
Con nuestra cuota de naturaleza satisfecha, queríamos un poco de ciudad. San Francisco estaba a unos 300 km y hacía allí salimos en caravana.